ESTRATEGIAS METODOLÓGICAS PARA UNA ESCUELA MODERNA


La enseñanza bilingüe en la Escuela es un paso más hacia la inclusión de la misma en el proceso general de globalización en el que están cada vez más inmersos todos los países de nuestro entorno, y supone un nuevo avance hacia la minimización o eliminación de barreras de intercomunicación social y cultural a partir de los pilares educativo y humano de nuestra sociedad, que son, la escuela y los jóvenes en su etapa formativa.


Sin embargo, aunque éste sea un objetivo general y principal a nivel global, no debería serlo a nivel de Centro educativo, en el que el aprendizaje de una lengua extranjera se convierta en un fin en sí mismo. A este nivel, los objetivos educativos deben ser los fijados por el currículo y por el Centro para cada materia, y concretados en la adquisición de determinadas competencias básicas, independientemente de la lengua utilizada, que debe ser sólo un instrumento vehicular para su consecución, igualándose así lenguas maternas y extranjeras; máxime si al final lo que se pretende es la formación educativa en centros completamente bilingües.


METODOLOGÍA ACTIVA FRENTE A METODOLOGÍA EXPOSITIVA.


La estrategia de enseñanza de una materia en lengua extranjera no debe diferir en gran medida de la utilizada en el resto de materias, y debe responder al nuevo y siempre cambiante contexto socioeducativo en el que interaccionan docentes y discentes.

Por tanto, aunque pueda parecer que el alumnado adscrito a una enseñanza bilingüe queda homogeneizado por el interés y capacidades adquiridas por este tipo de enseñanza, no por ello queda excluido del conjunto de un alumnado cada vez más diverso en su evolución cognitiva, en sus intereses (reclaman actividades y contenidos prácticos y funcionales), estilos de aprendizaje (la mayor parte de los alumnos son activos o pragmáticos, pero también los hay reflexivos y teóricos), capacidades, e interacción social. No hay que olvidar que la educación en la escuela es el resultado de la interacción entre las estrategias de enseñanza del docente y las estrategias de aprendizaje de los alumnos; y que en el contexto educativo actual la diversidad de estos últimos choca frontalmente con una estrategia de enseñanza meramente expositiva, válida en anteriores contextos educativos cuando el principal objetivo era la adquisición de contenidos (en su mayor parte conceptuales), pero que actualmente puede conducir a una desmotivación y derivar en desajustes en el aprendizaje y de la conducta escolar.


La estrategia de enseñanza a utilizar necesariamente debe implicar al alumno en su proceso de aprendizaje, esto es, debe ser fundamentalmente activa, funcional y en interacción social. La INTERACCIÓN SOCIAL y el TRABAJO COOPERATIVO, el AUTOAPRENDIZAJE, y  la AUTOEVALUACIÓN y COEVALUACIÓN, deberían ser los principios metodológicos fundamentales que canalicen todo el proceso educativo; y dado el carácter de intercomunicación de la enseñanza bilingüe, los dos primeros deberían ser el principal apoyo para el desarrollo del resto de elementos del currículo.
Por ello, una de las metodologías más aceptables es el desarrollo del currículo oficial no mediante unidades didácticas, sino mediante unidades de trabajo que incluyan una gran diversidad de actividades, ejercicios, tareas y proyectos, que trabajen los contenidos propuestos en el currículo obviando su agrupación en unidades clásicas, y favorezcan la adquisición de todas las competencias básicas; y unidades de evaluación para determinar el grado de competencia adquirido.
Una unidad de trabajo gira en torno a objetivos, contenidos y criterios de evaluación relacionados entre sí mediante criterios diferentes a los del clásico tema, como por ejemplo un determinado interés, una finalidad, etc. E incluye:
  • Información suficiente sobre los contenidos necesarios para el trabajo de la unidad, incluido un índice con vocabulario de especial dificultad, y giros y expresiones coloquiales y técnicas a utilizar durante la interacción cooperativa.
  • Lectura comprensiva.
  • Técnicas de estudio (subrayado, esquema y resumen).
  • Problemas planteados en el contexto de una situación real y que exija para su solución una labor de investigación en la que los alumnos tengan que elaborar y buscar contenidos. Las situaciones reales favorecen el aprendizaje funcional, el interés y la motivación, al ver contextualizados los conocimientos que se imparten. Y normalmente deben aplicar conocimientos de distintas disciplinas (interdisciplinariedad) y/o distintas unidades didácticas.
  • Actividades grupales en las que, todos los miembros del grupo obtengan beneficios en su aprendizaje, y puedan realizar aportaciones a la producción final. Sin duda, el trabajo cooperativo facilita la convivencia al desarrollar habilidades de interacción social (comunicación, normas, respeto, tolerancia, tutoría compartida, colaboración, etc.), desarrolla la autoestima y confianza, la responsabilidad, la capacidad de análisis y síntesis, y aclara contenidos.
  • Actividades o tareas variadas para aplicar distintas habilidades instrumentales, cognitivas, plásticas, de observación, manipulativas, de relación interpersonal, etc.
  • Actividades que trabajen contenidos interdisciplinares.
  • La generación de una amplia producción de documentos (elaboración de informes, mapas conceptuales, gráficos y dibujos, archivos de video o de sonido, etc.) que faciliten el seguimiento del proceso de aprendizaje del alumno.
  • Utilización de nuevas tecnologías: ofimática, tratamiento de imágenes, archivos de video y sonido.
  • Actividades de puesta en común de alguna de las producciones de los alumnos: exposiciones, mesa redonda, debate, etc.
  • Actividades complementarias y extraescolares.
  • Actividades de autoevaluación y coevaluación.


Francisco Javier Sánchez Benavides.  Marzo de 2013.

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